Normalmente existe una enorme rivalidas entre mamás y papás que consta en comprobar que uno está más cansado que el otro. Y como no existe un termómetro que compruebe científicamente cual de los dos es el más cansado, empieza la discusión. Funciona así:
– “Estoy agotada”.
– “Uy yo más.”
– “No, más no…”
– “Bueno, es que yo llevo todo el día en citas corriendo.”
– “Y yo llevo todo el día entreteniendo a los niños.”
– “Sí pero al menos estás relajada. Yo estoy muy estresado de la chamba.”
– “Pues no creo que sea tan estresante como estar correteando a los niños y viendo si comen o no, si se pelean o no, si lloran o no… No es nada relajante. Aparte no dormí en la noche porque me despertó el bebé 3 veces”
– “Yo tampoco dormí trabajando en el celular toda la noche.”
¡Ahhhhhh! Así puede seguir y seguir sin parar. Uno de los dos acaba frustrado (normalmente la mujer), y mejor se calla. En vacaciones este dilema aumenta desproporcionadamente. Especialmente en papás que no están disfrutando de su Summer Camp.