No sé si las hormonas me jugaron chueco o simplemente esto de ser mamá me pega duro, pero acabando la película “Boyhood” caí en un llanto laaaargo y fuerte. Imaginarme a mis hijos creciendo, dejando los cachetotes atrás, las noches de leer cuentos abrazados, las salidas de la escuela agarrados de la mano…convirtiéndose en pequeños adultos, con pelos rebeldes, aretes, novias; crecer y un día salir de la casa y dejarme atrás. Porque va a pasar, es inevitable. Y haberlo visto en esa película con un mismo niño q crece a través de su niñez, me pegó muy fuerte. Desde esa noche disfruto a mis hijos todavía más cada minuto del día.