“¿Y, ya quieres tener otro?” “¿Ya pa´cuando el que sigue?” “Ándale de una vez todos seguiditos.” “¿Te vas a esperar otra vez 5 años?” “¿No te urge acabar con los pañales?” “¡Busca la niña!” Ese último es mi favorito. Muy cordialmente sonrío, y en mis adentros pienso, “¿Dónde la buscooooo?”
A veces pienso que es una cuestión de magia. Un “COMPLO” pues. Madres “alegres” contra mi rotundo negativismo reproductivo. Las veo acercarse con ese don fraternal y empiezo a respirar. Sé que vienen con la pregunta en la punta de la lengua. No sé si es porque me ven tranquila. Porque me ven feliz. Tal vez piensan “ésta ya me chocó con su look relajado, ahí le voy.” Y sin vergüenza, se dejan venir.
Ok, tomo aire, “breath in, breath out”, y sonrío. (Yo sonrío mucho, es un método infalible). Abro todo mi sistema receptivo para darle oportunidad al monólogo que está por darse a cabo. Escucho, escucho, escucho y escucho. Todos (hasta yo), pensamos que nuestros consejos son valiosos. Muy valiosos. Y yo, “tan educada”, he aprendido a escucharlos todos. Algunos me mortifican, claro. Vienen con todo el paquete de bombardeo que se queda a vivir en mi mente. Vueltas y vueltas. Pero hay otros que de verdad, entran, pasan por el filtro, y salen. Salen para siempre.
Es como tener un pequeño basurero como el de la computadora, listo para recibir información. Poco se queda en mi escritorio, el resto, “TRASH”. Así de sencillo. Y no es nada personal. Y nadie sabrá cual me quedo y cual se tira. Yo también tengo mi propio “COMPLO”.
Aconsejo siempre, ser de las que no opina. O al menos, dejar la opinión abierta: “Yo soy de la idea de…, pero lo que te haga feliz es lo importante.” Al final, la gente lo que necesita es alguien que los escuche. Al menos yo. Prefiero eso a recibir una y otra vez el mismo mito. El mismo “consejo”. Porque no falta la que deja muy claro su opinión y de paso, te da un pequeño golpe en el estómago, corazón, alma o mente. Un madrazo. “Yo no le haría eso a mis hijos… pero cada quién.” “Me parece que te estás dañando a ti misma, ya no lo pienses tanto y ten otro.” “¿Cómo puedes dejar tu vida pasar así?” “Estás por cometer el peor error de tu vida.” ¿QUEEEEE?
Total que así vivimos, con gente que nos va pisando los talones. ¿Por qué? Todavía no lo tengo muy claro. Probablemente es gente chismosa, aburrida. No sé. Pocos son los que verdaderamente te quieren ayudar. Primero es “¿Para cuando la boda?”, luego “¿para cuando el hijo?”, después “¿para cuando el siguiente bebé?”… y así repetitivamente hasta que tienes 4 hijos casados, 10 nietos y 15 bisnietos, y lo único que queda es que te pregunten “¿Y para cuando te nos mueres?”. Nunca paran.
Ayer escuché en la tele una pequeña historia que me gustó mucho. Va así: Estaba una vez un niño, un señor y un burro. De pronto pasaron unas personas y vieron al señor encima del burro y el niño caminando, y dijeron “Qué mala persona, ¿cómo puede dejar al niño caminando y subirse él al burro? Pobre niño”. Luego otros pasaron y vieron al niño en el burro y al señor caminando y dijeron: “Qué malo niño, ¿cómo puede dejar al señor caminando y subirse él al burro? Pobre señor”. Después otras personas pasaron y vieron al niño y al señor sobre el burro y dijeron: “Qué malos, ¿cómo pueden ir los dos sobre el burro? Pobre burro”. ¡GENIAL! Finalmente nunca vas a hacer feliz a todo el mundo, hagas lo que hagas. Así que a vivir feliz, a tu ritmo y sin presiones. Disfruta el camino, eso es lo que importa.
Buenísimo y súper simpático. Así somos todos y con la edad se empeora, ya no hay filtros.
Gracias. Qué bien que te gustó. Efectivamente así somos todos, y la gente mayor mucho peor porque como bien dices, pierden filtros y les vale lo que dicen y a quién se lo dicen. Así seremos nosotros también algún día. Besos.